ESPAÑA, ¿UN PAÍS SIN MEMORIA?
TENEMOS UNA DEUDA QUE SALDAR.
España ha sido y es un país de emigrantes. Gran parte de ese bienestar del que disfrutan hoy los españoles, le viene de aquellos hombres y mujeres que un día, asfixiados por la situación que vivían en esta tierra, se hicieron a la mar o a los caminos, para darles a sus hijos o a su familia, un futuro mejor. Iban sin nada, sólo cargados de ilusiones y necesidades, con la esperanza que les acogieran en cualquier rincón de la tierra, donde llegaran con sus miserias y sus deseos.
Una y otra vez, sin cejar en el intento, fueron haciendo realidad sus sueños.
América, Europa, África, Asia¼ a cualquier parte donde vayas, ahí hay un español. Los oriundos de las tierras a las que llegan, los acogen con amor y les dan abrigo y cobijo sin entrar en mayores detalles, más que los requeridos para esos casos.
El español tiene fama de ser buena persona, sobre todo cuando está necesitado de otros o cuando anda fuera de su tierra buscándose la vida. Qué pena que siempre no sea así, pues, por lo que se entrevé en estos tiempos que corren, parece que ha perdido la memoria. El inmigrante ha comenzado a temer del emigrante. Se asustan y se ponen nerviosos cuando ven que alguien penetra en sus fronteras.
Olvidan que ellos también un día, buscaban lo mismo que los que hoy buscan en ellos: comprensión, respeto, ayuda, solidaridad. Pero la memoria, como los suspiros es efímera.
POR QUÉ NOS CUESTA TANTO RECONOCERNOS.
¿Qué fuera de aquella y de esta España si no hubiera sido por la emigración? ¿Alguna vez se han preguntado esto los políticos y los xenófobos que hoy ven con ojerizas la llegada de otros, que a imitación de ellos, vienen de sus países caídos en desgracias, para que estos le paguen el tributo que en prendas aún le deben? Nadie viene a destruirle la cultura al otro, esa es una idea xenófoba y fascista, imprudente y retrógrada. Son emigrantes, hambrientos, ansiosos de un puesto de trabajo, aunque se le pague una miseria. No son transnacionales, ni conquistadores. Si se les permite se integraran; si no es así, desde sus guetos forjarán una cultura paralela para no morir de inanición, porque como reza el refrán, “no sólo de pan vive el hombre”.
El agradecimiento es un sentimiento fugaz. La memoria, si no se hace sustancia y sentimiento, se borra con las primeras lluvias de la abundancia. Y el respeto, la justicia y el amor, son atributos personales, que en las altas esferas del poder a penas si palpitan.
No comprendo que un español sienta miedo de un emigrante, es como si sintiese miedo de si mismo.
Los conflictos que hoy acarrean el mundo tienen nombres de culpables: los políticos, las transnacionales, la xenofobia, las imposiciones de la fe religiosa, las dictaduras y las guerras, con las que unos pocos se enriquecen y dejan morir de hambre a millones de seres en la tierra. Esta es la realidad y no otra.
OTROS AHORA NECESTAN DE VOSTROS.
España, por muy España y española que hoy sea, no debe cerrar los ojos y taparse los oídos frente a estos vaivenes de la historia. Nadie está a salvo del naufragio cuando se anda sobre la mar picada. Y las circunstancias, como las aspas de un molino, a veces están arriba, otras veces abajo.
“Cuídate España, de tu propia España”. Dijo César Vallejo, el gran peruano universal. Pero España olvida y declara ilegales a los indocumentados que se juegan la vida en una y otra esquina, intentando penetrar en sus fronteras.
Qué si es justo o injusto este hecho; desde luego que no. Yo diría que es complicadísimo. Pero sabemos que el fin no justifica los medios y viceversa. En los asuntos de contenido, como es este, necesariamente hay que entrar en el análisis y actuar con tiento, prudencia y serenidad, porque estas aguas, pueden traernos mucho lodo.
Los que vienen de Sudamérica, Filipinas o del África Española, llegan confiados que la “madre patria” les abrirá las puertas y saldará la deuda de gratitud que tiene con sus hijos. Pero al pisar suelo, de inmediato se dan cuenta, que lo que encuentran a su paso es una madrastra ofuscada y soberbia que les escupe el rostro y les cierra las puertas para no mezclarse. Porque como dicen algunos, “aquellos fueron otros tiempos”. Y es cierto, aquellos fueron otros tiempos.
VOSOTROS FUISTEIS COMO ELLOS.
Los tiempos de la España pobre e invertebrada, con una economía de hambre y un pueblo aherrojado por una dictadura y otros males feroces a los que había que poner tierra por medio y marcharse hasta allí donde alguien les tendiera la mano. Esa mano estaba y fue tendida, porque si algo ha recibido el español en el mundo, es solidaridad, amor y respeto, de ahí que pudo renacer de nuevo y levantarse. Y si hoy los nativos de esta tierra tienen el bienestar y la providencia que reciben, gran parte se lo debe a otros pueblos, que siempre les miran y les siguen mirando como a hermanos.
Cuando en una parte hay hambre, la gente sale a saciarla allí donde no la hay. Así ha sido y será por los siglos de los siglos.
Toda nación que se precie, debe tener presente lo que ha sido y lo que es. La emigración es un tema tan viejo como la sociedad misma, su génesis está en la naturaleza.
El efecto “llamada” de la que algunos ignorantes hablan, en el supuesto caso que se legalice a unos cuantos indocumentados, es una infamia abominable, alarmista y anti-ciudadana que roza el crisma del delirio.
Que nadie se llame a engaño, no es con más policías ni brindando las fronteras, ni formulando más leyes represivas, lo que va a detener este fenómeno. La emigración dejará de crecer, cuando haya un mundo más justo y equitativo. Cuando los fanatismos religiosos, las guerras imperialistas y los colonialismos de nuevo signos, desaparezcan de la faz de la tierra y el mundo viva en una verdadera democracia. De momento, los españoles deben irse acostumbrando al ritmo de los tambores y la rumba, al gemido de la quena y al compás de las claves y las maracas. Otros colores, olores y sabores habitarán el reino, el mestizaje hará más fuerte la raza y más firme y próspera la cultura, que ayer corría famélica, falta de condimentos, por las anchas llanuras castellanas.
TENEMOS UNA DEUDA QUE SALDAR.
España ha sido y es un país de emigrantes. Gran parte de ese bienestar del que disfrutan hoy los españoles, le viene de aquellos hombres y mujeres que un día, asfixiados por la situación que vivían en esta tierra, se hicieron a la mar o a los caminos, para darles a sus hijos o a su familia, un futuro mejor. Iban sin nada, sólo cargados de ilusiones y necesidades, con la esperanza que les acogieran en cualquier rincón de la tierra, donde llegaran con sus miserias y sus deseos.
Una y otra vez, sin cejar en el intento, fueron haciendo realidad sus sueños.
América, Europa, África, Asia¼ a cualquier parte donde vayas, ahí hay un español. Los oriundos de las tierras a las que llegan, los acogen con amor y les dan abrigo y cobijo sin entrar en mayores detalles, más que los requeridos para esos casos.
El español tiene fama de ser buena persona, sobre todo cuando está necesitado de otros o cuando anda fuera de su tierra buscándose la vida. Qué pena que siempre no sea así, pues, por lo que se entrevé en estos tiempos que corren, parece que ha perdido la memoria. El inmigrante ha comenzado a temer del emigrante. Se asustan y se ponen nerviosos cuando ven que alguien penetra en sus fronteras.
Olvidan que ellos también un día, buscaban lo mismo que los que hoy buscan en ellos: comprensión, respeto, ayuda, solidaridad. Pero la memoria, como los suspiros es efímera.
POR QUÉ NOS CUESTA TANTO RECONOCERNOS.
¿Qué fuera de aquella y de esta España si no hubiera sido por la emigración? ¿Alguna vez se han preguntado esto los políticos y los xenófobos que hoy ven con ojerizas la llegada de otros, que a imitación de ellos, vienen de sus países caídos en desgracias, para que estos le paguen el tributo que en prendas aún le deben? Nadie viene a destruirle la cultura al otro, esa es una idea xenófoba y fascista, imprudente y retrógrada. Son emigrantes, hambrientos, ansiosos de un puesto de trabajo, aunque se le pague una miseria. No son transnacionales, ni conquistadores. Si se les permite se integraran; si no es así, desde sus guetos forjarán una cultura paralela para no morir de inanición, porque como reza el refrán, “no sólo de pan vive el hombre”.
El agradecimiento es un sentimiento fugaz. La memoria, si no se hace sustancia y sentimiento, se borra con las primeras lluvias de la abundancia. Y el respeto, la justicia y el amor, son atributos personales, que en las altas esferas del poder a penas si palpitan.
No comprendo que un español sienta miedo de un emigrante, es como si sintiese miedo de si mismo.
Los conflictos que hoy acarrean el mundo tienen nombres de culpables: los políticos, las transnacionales, la xenofobia, las imposiciones de la fe religiosa, las dictaduras y las guerras, con las que unos pocos se enriquecen y dejan morir de hambre a millones de seres en la tierra. Esta es la realidad y no otra.
OTROS AHORA NECESTAN DE VOSTROS.
España, por muy España y española que hoy sea, no debe cerrar los ojos y taparse los oídos frente a estos vaivenes de la historia. Nadie está a salvo del naufragio cuando se anda sobre la mar picada. Y las circunstancias, como las aspas de un molino, a veces están arriba, otras veces abajo.
“Cuídate España, de tu propia España”. Dijo César Vallejo, el gran peruano universal. Pero España olvida y declara ilegales a los indocumentados que se juegan la vida en una y otra esquina, intentando penetrar en sus fronteras.
Qué si es justo o injusto este hecho; desde luego que no. Yo diría que es complicadísimo. Pero sabemos que el fin no justifica los medios y viceversa. En los asuntos de contenido, como es este, necesariamente hay que entrar en el análisis y actuar con tiento, prudencia y serenidad, porque estas aguas, pueden traernos mucho lodo.
Los que vienen de Sudamérica, Filipinas o del África Española, llegan confiados que la “madre patria” les abrirá las puertas y saldará la deuda de gratitud que tiene con sus hijos. Pero al pisar suelo, de inmediato se dan cuenta, que lo que encuentran a su paso es una madrastra ofuscada y soberbia que les escupe el rostro y les cierra las puertas para no mezclarse. Porque como dicen algunos, “aquellos fueron otros tiempos”. Y es cierto, aquellos fueron otros tiempos.
VOSOTROS FUISTEIS COMO ELLOS.
Los tiempos de la España pobre e invertebrada, con una economía de hambre y un pueblo aherrojado por una dictadura y otros males feroces a los que había que poner tierra por medio y marcharse hasta allí donde alguien les tendiera la mano. Esa mano estaba y fue tendida, porque si algo ha recibido el español en el mundo, es solidaridad, amor y respeto, de ahí que pudo renacer de nuevo y levantarse. Y si hoy los nativos de esta tierra tienen el bienestar y la providencia que reciben, gran parte se lo debe a otros pueblos, que siempre les miran y les siguen mirando como a hermanos.
Cuando en una parte hay hambre, la gente sale a saciarla allí donde no la hay. Así ha sido y será por los siglos de los siglos.
Toda nación que se precie, debe tener presente lo que ha sido y lo que es. La emigración es un tema tan viejo como la sociedad misma, su génesis está en la naturaleza.
El efecto “llamada” de la que algunos ignorantes hablan, en el supuesto caso que se legalice a unos cuantos indocumentados, es una infamia abominable, alarmista y anti-ciudadana que roza el crisma del delirio.
Que nadie se llame a engaño, no es con más policías ni brindando las fronteras, ni formulando más leyes represivas, lo que va a detener este fenómeno. La emigración dejará de crecer, cuando haya un mundo más justo y equitativo. Cuando los fanatismos religiosos, las guerras imperialistas y los colonialismos de nuevo signos, desaparezcan de la faz de la tierra y el mundo viva en una verdadera democracia. De momento, los españoles deben irse acostumbrando al ritmo de los tambores y la rumba, al gemido de la quena y al compás de las claves y las maracas. Otros colores, olores y sabores habitarán el reino, el mestizaje hará más fuerte la raza y más firme y próspera la cultura, que ayer corría famélica, falta de condimentos, por las anchas llanuras castellanas.
Ogsmande Lescayllers
1 comentario:
Estaba buscando textos para poder comentarlos para un trabajo y cuando lei estas notas decidi cogerlos porque las verdad te abre bastante los ojos y me gusta bastante la informacion como esta tratada
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