domingo, 18 de julio de 2010

texto y fotos Ogsmande Lescayllers, del libro "La esencia de la tierra".




















LA ESENCIA DE LA TIERRA.
Para Blanca de la Caridad Acuña.
"A nadie te pareces, desde que yo te amo".
Pablo Neruda.

Ella es, la esencia de la tierra.
Perdura en mis deseos,
Habita en mi alma,
Es un lago apacible en mi memoria
Que hace el edén perfecto de mis ansias.

Tejida entre mis sueños como un nido,
Huele a madera verde
Y es tan tierna,
Que los frutos del bosque la cobijan.

Las flores son quizás,
Menor que ella,
Porque sus ojos claros como el aire,
Me indican el naciente y el poniente
Y se hacen horizontes en los míos.

Su paladar,
Sus labios,
Sus palabras,
Con silvestre intensión me besan hondo;
Más hondo que la vida y sus afluentes,
Y es tan real
Su gana de quererme,
Que se aclimata en mí,
Como una niña,
Aquí en mi corazón y en mis sentidos.

Besarla y sostenerla,
Hacerla mía,
Sobre el hervor del tiempo y la memoria,
Sabedor de los vértigos del alma,
De la distancia entre mar y tierra
Y un espacio carnal como sus labios,
Que arden sobre los míos brutalmente.

Siempre nos queda dios,
Cuando la ausencia
Se interpone en la senda que llevamos.
Ella es mi melodía,
Yo le canto,
Canciones y poemas hechos alhajas,
Finos como la seda,
Más dulces que la miel
Y más hermosos,
Que las constelaciones de mis sueños.

Ella es y será la esencia de la tierra.
La quiero así, vestida de aguinaldos:
Frutal en mi ansiedad,
Lumbre en mi almohada,
Echada sobre mí,
Con tal perfume,
Que el néctar de su olor
Amaina el viento de este huracán,
Tan de los dos;
Tan mío,
Tan de nadie,
Como este amor sin nombre ni fronteras
Que habita entre nosotros
Y es tan nuestro,
Que sólo ella y yo lo conocemos.

sábado, 17 de julio de 2010

Texto y foto Ogsmande Lescayllers, del libro " La esencia de la tierra"

Mosaico sirio.
ESTELA IMAGINARIA.
Para Blanca A. Chávez,
Tu vocación de túnel, horizonte y montaña,
Alargan tu silueta cuando vas por las calles.
La ceniza se enreda, se adhiere a tu cintura
Y el mar desencadena una tormenta de olas.

Las sombras se deshacen cuando la luz retorna
A las cuñas del tiempo donde la luz renace.
Allí lo que es antiguo se vuelve primavera
Y la estación del viento levanta sus pizarras.

Más adentro, las voces de la melancolía,
Danzan entre las flores que trae la madrugada,
Para que cuando lleguen los días del encuentro
La voz tenga sonidos y aliento la palabra.

Las perchas, tan de modas, para envolver conjuros,
Atávica leyenda de lo inconmensurable;
Pétalos perfumados que se hacen manantiales,
Para poblar la tierra de ríos subterráneos.

No al dos que hace de tres y representa al uno;
Sí, a ese uno imperfecto que responde por todos
Y cuando el mar engendra caracolas y arbustos,
Las olas se sumergen para bailar con ellos.

Tú eres la piel trenzada de tantas Patagonia,
La escala arborescente de tantas lejanías,
El silbo permanente de tus palabras sueltas,
La cálida sonrisa y el álbum de la vida.

Tú concilia el silencio, la ausencia, la distancia,
Desde tu florescencia el sol tiende sus brazos
Y moja tus cabellos con los óleos del viento,
Cuando los arco iris te van acariciando.

Todo amanece en ti,
Como una flor temprana
Tu vocación es vida;
Tu luz, la madrugada.
Los pies que te signaron andan sin dejar huellas,
Tu huella es la ternura que construye palabras.

Cómo no alimentarme con el pan de tus labios,
Si tu boca es un cántaro de fresca leche que alza,

Los resortes del mundo,
Que hacen mis noches claras.

Texto y foto Ogsmande Lescayllers.

PEÑÓN DE GIBALTAR.






ALGO HAY DE LARGO EN MÍ.

En la te de la cruz,
Horas dormidas,
El viento dilapida otro concepto.
Ya nada es igual,
Ya nada queda
De la marca cifrada en la escritura.
Del clavo y el cincel en la madera;
De la estancia que ayer era un sepulcro.

Al tiempo le han quitado voz y mando.
El tiempo ya no es lo que era entonces
Cuando todos creían en los milagros
Y la palabra dios,
Se colocaba encima de los hombres.

Hoy la palabra hombre es un desmarque,
Una especie de sombra o un fetiche
Vacía de autoridad y de concepto,
Desde que el hombre se hizo mercancía.

Duele y apesta el mundo.
Tantos muertos
Insepultos y ahogados en un hoyo.
Tantos vivos muriendo a quema ropa,
Porque las armas matan sin preguntas.

El mundo apesta,
Duele y se deshace
Bajo la luz de un sol melodramático,
Que nos coloca en llantas sobre el vértigo
De un mundo que se va quemando solo.

Muerta la libertad en dos palabras.
Las justicia borrada de un plumazo,
Las voces censuradas al instante.
La palabra sin eco ni conceptos
Secuestrada en la puerta de la boca.

La luz medio asfixiada por las sombras
Se arrastra hacia el hades moribunda,
Marcada por los pasos del silencio,
Que le prohíbe andar y hacerse verso.

Nada nos queda de aquella transparencia
Con la que amanecían nuestros sueños.
Lo que ayer era grande hoy es pequeño,
Frivolidad de incienso y pasarelas,
Melismas de carbones en la lengua,
Índicos de pupilas y cartones
O de algodones recién desvencijados,
Contra la voz neutral de los que sienten.

Como duele pensar y hacerte hombre
Para que luego un necio te repela,
O autorice tu marcha hacia el exilio,
Donde vas a engrosar las estadísticas,
De los que se alimentan de nostalgia.

Cuánta luz,
Cuánto amor cabe en el hueco
De tu mano derecha o de la izquierda,
O en el campo estelar de tus ideas
Que se quedan varadas, bajo mínimos,
Donde nadie te escucha ni te entiende.

Frivolidad del mundo que sospecha
Que con la muerte todo está resuelto.
Frivolidad del vivo que imagina
Que al desterrarte resuelve sus problemas.

Algo hay de largo en mí,
Más, las palabras,
Aprendidas de siempre en mi memoria,
Van a destajo ardiendo por el mundo,
Proclamando la vida en todas partes;
Pidiendo libertad,
Prendiendo antorchas,
De justicia y amor para mi pueblo.