miércoles, 29 de abril de 2009

Texto y foto tomados del libro de Ogsmande Lescayllers, "El viento se llevó las aceitunas verdes"


CUANDO EL SOLSTICIO.

Mamá. El viento se llevó las aceitunas verdes. La lluvia me seguía. Yo cantaba. Hice un curso de anónimos conmigo. Cerré la puerta y me quedé encerrado.

Mamá. Papá me dijo ayer que ya no estabas. Él estaba muy triste por tu ausencia. Yo le animé a saltar, para salvarlo.

Mamá. Las palabras a veces son redondas. Algunas veces también salen vacías. Las palabras, mamá. A veces yo prefiero los silencios.

Mamá. Hoy sólo tengo dígitos por dentro. Confundo los plurales con las ramas. Los arco iris con mis pertenencias. El parto con la luz. Cualquier manera, de adjetivar me duele.

A veces no repito. Pero quiero. Quiero y vuelvo a querer porque me place. Sembrar entre las nubes. Sin embargo; allí la siembra quedará en suspenso.

El río. Mamá. El río está creciendo. Las aguas bajan locas. Se llevan lo que encuentran a su paso. Sentados, desde acá, sobre esta dársena, vemos como las aguas se emancipan.

Los hombres fingen ganas. Hacen magias. Untan el maderamen de la tierra. Plisan la luz. La enllantan. La sostienen. Colonizan de humo la distancia. Nos pisotean. Mamá. Nos ponen bocabajo.

Mamá. Hoy llevo tres asfixias en el pecho. Dime cuál de las tres me duele tanto. Tú lo sabías y nunca lo dijiste. Yo lo sé, pero jamás lo he dicho. Lo que me está mareando no es el mar, sino mis sueños.

No lo dudes. Mamá. Te amo siempre. No importa que no estés. Que no te encuentre. Nada importa. Mamá. Tu voz me sigue en todos los silencios. Tu amor me sigue en todos los amores. Tú en esta vida, y en mi otra vida. Siempre tú yo. Mamá, cribando el tiempo.

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