miércoles, 5 de agosto de 2009

Texto Ogsmande Lescayllers. Tomado de la página josemartí.org. Dirigida por la Dr. Ilda Luisa Pérez Perea. New Yok. Foto. Yunet Lescayllers Rodríguez.

Manumento a José Martí, Parque Central, Ciudad de La Habana. Habana Cuba.









JOSÉ MARTÍ: UN POBRE DE LA TIERRA.



En La Habana, Cuba, entonces provincia española de ultramar, nació, el 28 de enero de 1853, José Julián Martí Pérez. Hijo de Mariano Martí Navarro, natural de Valencia y de Leonor Pérez Cabrera, de Tenerife, Islas Canarias. Su porte era pequeño, como el de las islas y su estatura intelectual y humana, que fue la masa que formo su hombradía, era continental, con galanura de universo. Fue un español en regla, por ambas líneas, pero la brisa cuando pleitea con el viento, tiende a hacerse tormenta. De esa lucha sin frenos, nació el martirologio de José Martí, el amador de España, que ésta nunca quiso tener en cuenta, porque por encima del gran hombre que hacía tribunas y abría caminos de verdades, los españoles miraban temerosos al enemigo, nada más lejos de la realidad que eso, pues, lo único cierto que movía a aquel hombre, para desdén de España, era que no quería la esclavitud de su pueblo y así lo hizo saber abiertamente a quienes correspondía, desde su más temprana juventud, apenas casi un niño.





Todavía hoy, se tiene en estas tierras que amó, como en olvido, a este coloso del pensamiento: de las letras, la política, el arte, la pedagogía y la filosofía. Fue el poeta que abrió, con nuevos giros y tonalidades, antes que Rubén Darío, el camino al Movimiento Modernista. Pero Martí fue más que un modernista, fue un visionario de su tiempo y un iluminador del futuro, que nos llega hasta hoy casi con la misma frescura y omnipresencia de entonces. Amo a España, ya dije, pero se vio envuelto en la disyuntiva de elegir entre madre y amante: o Cuba o España, y los españoles no le dejaron otra opción que salir pluma en ristre, a la defensa de la madre patria, que con el tiempo, sus deseos y sueños de promisión, llego a ocupar toda la parte sur del continente que el llamó, cariñosamente, Nuestra América.





La primera estancia española de Martí fue de 1857-1859. De esta época se conservan muy pocos datos. Se sabe que su familia viaja a la Península, porque como el propio Martí dice “eran muy pobres”, y al Don Mariano, su padre, quedarse sin empleo y teniendo otras bocas más que alimentar, alega estar enfermo y quiere ponerle remedios a sus males fuera de la Isla. Parece ser que acá las cosas no les fueron mejores, por lo que retornan de nuevo a La Habana. Para entonces el niño ha cumplido seis años. Con esa edad ya tiene que ayudar en los quehaceres de casa. La estrecheses económicas y el poco interés que ponía su padre para que su hijo estudiara, no fueron óbices para que este saliera hacia delante.





Martí, era un superdotado; algo así como un genio. Su inteligencia, su poder de organización y análisis lo convierten en un ser especial. Fue un iluminador iluminado, de ahí que haya pasado a la historia, no sólo de Cuba y de America, sino de todo el mundo como: héroe, maestro, apóstol, redentor, santo y otros calificativos que hablan de quien fue y aún sigue siendo, un ejemplo a imitar entre los grandes hombres que ha dado la humanidad.





Brilló en todo lo que hizo y pensó y, ese brillo ha quedado como corolario, en las innumerables páginas de su obra.



Su vuelta a España se produce el 15 de enero de 1871, aún no había cumplido los 18 años. Desde enero de 1869, había ingresado a la cárcel, acusado de “infidencia”, por sus ideas en Pro de la independencia de Cuba. En 1870, fue condenado a seis años de trabajo forzoso en las "Canteras de San Lázaro", donde se pasa alrededor de un año hasta que es desterrado a Isla de Pinos y luego deportado a la Península. De sus recuerdos en las Canteras, donde conoció el dolor ajeno y propio al recibir un trato inhumano por parte de las autoridades españolas, sacó a la luz su folleto "El Presidio Político en Cuba" que publicara en Madrid unos días después de llegar a España.

El folleto es una denuncia, en toda regla de los desmanes y las atrocidades que comenten las autoridades españolas en su tierra querida.



En esos mismos días se examina de bachiller y matricula en la Facultad de Derecho de Madrid. Entre enero de 1871 a octubre de 1874, José Martí, obtiene en España, (Madrid y Zaragoza), los títulos académicos de Bachiller y Licenciado en Derecho y el de Licenciado en Filosofía y Letras, todos con notas de sobresalientes. Pero eso no es todo, además, escribe y publica el libro "La República Española ante la Revolución Cubana" y termina el drama "Adultera" y la obra de teatro, "Amor con amor se paga".



Asiste a tertulias, va a los toros, visita museos, hace amistades, se convierte en orador brillante, incluso tiene tiempo para enamorarse; lo dice en versos de manera impecable, como sólo el sabía hacerlo:





Para Aragón en España,

Tengo yo en mi corazón

Un lugar, todo Aragón,

Franco, fiero, fiel, sin saña.

Si quiero un tanto saber

Por qué lo tengo, le digo

Que allí tuve a un buen amigo,

Que allí quise a una mujer.



Y concluye significando el por qué de ese amor que siente por la tierra de sus progenitores.



Amo la tierra florida,

Musulmana o española,

Donde rompió su corola

La poca flor de mi vida.





Tenía entonces 20 años y esa mujer a la que amo, fue la aragonesa Blanca Montalvo. Vivio un romántico idilio con una célebre actriz, Rosario Peña, su segundo amor. Para ella escribe uno de los más bellos romances que se conozcan en lengua española, lleno de lirismo, ternura, erotismo y sugerencias políticas. En él, han quedado las huellas, como enfiestadas, de aquellos momentos de solaz, en la vida de un hombre, que amo con mayúsculas a todo el género humano. El poema lo titulo: “La bailarina española”:





El alma trémula y sola

Padece al anochecer:

Hay baile; vamos a ver,

La bailarina española.

Han hecho bien en quitar

El banderín de la acera;

Porque si está la bandera,

No sé, yo no puedo entrar.



Ya llega la bailarina:

Soberbia y pálida llega:

¿Cómo dicen que es gallega?

Pues dicen mal: es divina.


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Además, mantuvo otro romance con otra actriz, Concha Padilla. Allí, por donde pasaba, su genio y su carácter levantaban pasiones. De España, donde dejó muchos amigos, amores y admiradores, parte a finales de 1874, con pasaporte falso, hacia Francia, en París, se entrevista con Víctor Hugo, el autor de "Los Miserables". De regreso a América se instala en México y desde allí comienza su peregrinar por tierras de Sudamérica: Guatemala, Venezuela, Hondura y El Salvador. Libros, revistas, conferencias, periódicos, en todos ellos va dejando la huella de su impronta. Va aprendiendo y escribiendo, en ambas cosas su hacer es impecable.





En 1878 lo encontramos de nuevo en La Habana. La Paz del Zanjón que puso fin a la Guerra de los Diez Años, le permitió instalarse como abogado en su patria amada. Pero esa alegría sería efímera. El 25 de septiembre de 1879 es detenido y es nuevamente deportado a España. En la Logia Masónica, "Caballero de la Luz", en Madrid, se hace Masón y ostenta el grado de Venerable Maestro. Casi, tan rápido como un relámpago, torna de nuevo a América. Se instala en Nueva York donde pasara 15 años de su ajetreada existencia. Martí iba y venía, era como un torrente que no cesa. En su mente esta Cuba. Y lo decía bien: “Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche...”. Discursos, viajes, conferencias, reuniones con lo cubanos de la emigración, con la gente, que como el, preparan la “Guerra necesaria y justa”.





Es en los Estados Unidos, en el mismo corazón del “monstruos revuelto y brutal que nos desprecia”, como dijo en su Carta Testamento a su amigo Manuel Mercado, donde pensó y realizó lo más acabado y extraordinario de su obra política, periodística, literaria y humanística.





Allí creo un movimiento literario: El Modernismo. Fundó un periódico: Patria. Editó y escribió el solo una revista para niños, "La edad de oro". Organizó la Revolución del 95 y creo un partido: El Partido Revolucionario Cubano. Su obra, originalísima, esta marcada por la impronta cultural de la Península española, desde Al-Andaluz hasta el Siglo de Oro. Conocía a fondo a Grecia, Roma, la Biblia, el Oriente, Francia, Alemania, el mundo anglosajón y las antigüas culturas de Mesoamérica y las de todo el mundo. Hablaba inglés francés, castellano, hebreo, árabe, griego y latín.



Murió como el quería, el 19 de mayo de 1895, en los campos de Cuba, en Dos Ríos, provincia de Oriente, revélver en mano, montado en su caballo blanco, de cara al sol, para legarnos una patria libre, “con todos y para el bien de todos”.



Texto del Dr. Ogsmande Lescayllers, Publicado en la Página josemarti.org, dirigida por la Sra. Hilda Luisa Díaz-Perera. New York, EE.UU.

1 comentario:

Elena dijo...

Artesano del lenguaje, tejedor de poesía y amante de la cultura así eres y así cuentas las cosas Ogsmande, ahora conocemos un poco mejor la vida de José Martí, y entendemos el porqué de tu admiración por el poeta. Gracias por este regalo.