miércoles, 23 de junio de 2010

POEMAS DE AMOR. TEXTOS Y FOTOS DE OGSMANDE LESCAYLLERS, DEL LIBRO "LA ESENCIA DE LA TIERRA"






















DESEOS.
Para Blanca Acuña Chávez.
Yo quiero que tú aprendas
A escribir en las aguas los nombres tuyo y mío.
Y que cuando las olas arrecien sobre el puerto
Nuestros nombres se queden grabados en la arena.

TÚ Y YO: NOSOTROS.
Nadie va a separarnos;
Sólo Dios y Él no quiere.
Aquí estamos danzando en este puente
Que es un punto de encuentro,
Que el milagro,
Sostiene entre tú y yo
Y, desde arriba,
Nuestros pies buscan tierra
Y se acarician,
Con tanta melodía como la brisa.

Nada va a separarnos;
Nadie puede
Destejer este nudo misterioso
Que surgió del concierto de tus ojos,
Del dictamen dorado de tus labios
Y el asombro estelar de mis palabras.

Este amor llegó un día a nosotros;
Se hizo camino y sol,
Sol y camino;
Metáfora de sangre y sentimientos,
Estala de deseos,
Lumbre y ternura.
Por eso estamos aquí,
Desde ese instante,
Atados como un soplo
En la esperanza.

SIENTO.
Siento el ruido del mar,
Las golondrinas que cercenan el aire.
El hondo escalofrío de la puerta
Cuando llego a la casa y no te encuentro.

Siento ganas de asirme,
De envolverme
En el magro celaje de la noche,
Con vientos de galernas y epicentro
En medio de mi pecho emocionado.

Siento venir la nada y refugiarme
Bajo la lana fría de mi almohada,
Sacar las mantas y salir volando
Hacia ti, si es posible,
No importa cuan remoto te encontraras.

Siento los almanaques y las flores,
El tiritar del aire en mi ventana,
El filo de la luz cayendo en puntas,
O la quiebra indecisa de las aguas,
Matrimoniadas con mis pensamientos,
En un patio lejano de mi infancia.

Siento y presiento tu nombre en la madera.
Las termitas mordiendo las paredes.
El arco iris asunto a mis preguntas
Como si el pensamiento me arrastrara,
A mi ciudad natal donde me aguardas,
Con un arco de luz en la mirada.

Siento el remo fecundo de la brisa
Golpearme despacito los instintos.
La melodía de los singladotes;
La pestaña del juez, dictaminando,
A qué altura del yo van mis preguntas.

Siento que ella me falta y que la sueño
En todos los instantes y a esta hora,
Cuando allá dan las doces de la noche
Y aquí tocan las seis de la mañana.

Siento y me reconforta despertarme
Con ella en el recuerdo, como un salmo.

YO QUIERO QUE TÚ SEAS.

Tengo un fardo de vida en mi costado izquierdo.
Y siento como llegan las voces del planeta
Las luces de la tarde se anuncian como ráfagas
Cuando en fuga hacia el alba intento acariciarte.

Por más que intento ser,
Todas las religiones me parecen un parche,
Por más que me confirmo en mis feas creencias
Hablo de dios y exijo más bondad a los hombres.

El amor tuyo y mío es un amor de esencias,
Perdurable en invierno en otoño y verano.
La primavera existe porque tú y yo existimos,
Nuestra vida es signo de luz sobre la tierra.

Yo quiero que tú seas manantial en mi boca.
Agua fresca en mis labios,
Canción en mi garganta,
Música en mis oídos,
Horizonte en mis ojos,
Reposo en mi cansancio,
Lírica en mi guitarra
O un corazón sin fondo
Que lata junto al mío
Y que el amor nos sirva
De nido, cama y casa.

Yo seré para ti todas esas razones
Y si faltara alguna yo la pondría en tu almohada
Y sería tu perfume,
La horquilla de tu pelo,
El creyón de tus labios,
Tu libertad de tu alma;
Yo te haré tan del mundo
Que sólo tú y la noche,
Tendrán como aposento las luces del planeta.

APARICIÓN.

Hoy, sin imaginarlo te encontré en el espejo.
Tu postura desnuda desafeo mis instintos
Y yo salí corriendo como un apóstol virgen,
A tragarme el deseo que me ofrecías.

Fui hacia ti sin pensar,
Besé tu boca,
Juntos nos sumergimos en la vida,
Hasta quemar los lienzos de la noche
En la fértil alfombra de tu vientre.

Tus ojos verdes aún me están mirando.
Están de primavera todo el día
Y de noche son luces de luciérnagas
Que navegan conmigo hacia la vida.

Ya allí no está el espejo,
Ni nosotros;
Pero en todas las partes de la casa,
Tu rostro está grabado en las paredes.
HOY ME FALTAS.
Este inventario,
Donde sólo es posible hallar tu nombre
Ajeno a quien lo escriba o lo pronuncie.
Ajena a los deseos, la ortografía
Se cuela entre los dos, como una pira,
Prisionera en el tacto de mis dedos.

Al derivar al centro, mis preguntas,
Fúlgidas se me van como un relámpago
A enterrarse en el centro de mi pecho;
Pero después nos llegan las caricias
Que vienen desde ti, como espirales,
A interrogar las horas del encuentro
En un cardumen de ramas adventicias.

Pliso y deslizo mi voz por la pendiente
Y por tu vientre subo hasta la vida,
Para entrar en tus labios gratinados,
Frutal como la cúspide de un sueño.

Nada es ajeno hoy, cuando me faltas.
Aprendimos a amarnos en silencio,
A cubrir y encubrir nuestros deseos,
Cuando la manga del tiempo nos llevaba
Sobre un marcado pliego de palabras.

Hoy me faltas,
Lo sé,
Pero eres mía,
Y aunque me estás faltando tu presencia,
Tu cuerpo se me anuncia en el recuerdo,
Cuando tus labios y tus senos cantan
Y toda tú, eres un sol en mis sentidos,
Materialmente anclada en mis deseos.

AMOR SIN TIEMPO.

Neurálgico al voltearme,
Vuelvo al centro,
Matemáticamente enamorado,
Sin otro apelativo
Que su boca,
Sus ojos, sus palabras
Y otros puertos,
Que no quiero nombrar
Porque son míos.

Sólo ella y yo, sabemos el misterio
Que un día incubé en un sueño,
Y,
Mucho tiempo después,
Me encontré sumergido en el milagro.

Dragué su fértil vientre,
Acaricié sus senos,
Aligeré mi carga entre sus piernas,
liberé mis deseos,
Hasta perderme,
En un suave concierto de preguntas.

Bajo los mangos del patio de mi casa,
O allá, sobre un balcón,
En la cascada,
Donde legamos nuestro amor al tiempo,
El tiempo nos legó sus manos, Blanca,
Como la espuma que el mar pone en la orilla,
Para rodear la arena de caricias.

Ahora esa inicial se me hace un verso,
Un mapa de deseos,
Un sueño largo,
Como el día incidental que nos amamos,
Que no tuvo final
Sino comienzo,
Del todo, y en los dos,
Que está empezando,
En cada instante de nuestro amor sin tiempo.

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