sábado, 17 de octubre de 2009

TEXTO DE OGSMANDE LESCAYLLERS.







PREMIOS Y PREMIADOS.
Por Ogsmande Lescayllers.
Escritor e xornalita.
Poco a poco han ido cayendo las páginas del almanaque. 2009 va tocando su fin. Los dueños de las grandes editoriales del mundo empiezan a engrasar la máquina publicitaria. Pues, un buen libro, siempre es un regalo apetecible.

Los concursos empiezan a dar sus veredictos. Los concursantes, unos “sorprendidos”, otros sin sorpresas, aparecen en las portadas de todos los periódicos y telediarios. Los lectores, los buenos lectores y amantes de la literatura, hacen mutis, vuelven a los clásicos, con la esperanza que el próximo año algún jurado decente y con suficiente autoridad premie algo que valga la pena.

Desde luego, siempre está el lector ingenuo o los amigos cómplices que por solidaridad e ingenuidad irán a comprar el librejo. Eso es una cosa y otra muy distinta es leérselo.

La temporada de este año la abrió el Nóbel de Literatura, otorgado a la rumana Herta Müller, una escritora prácticamente desconocida, tanto como novelita, donde logra algunos aciertos, o como poeta, donde sencillamente puede calificarse como algo frustrante y desafortunado. Por lo general en estos casos pesa más lo extraliterario que lo literario, porque algunos piensan que es muy importante tener en cuenta la politización del asunto a la hora de vendernos al personaje premiado.

Pensamos que la obra de un Nóbel debe de tener, calidad, receptividad y multiplicidad, la de la señora Müller, casi en su totalidad, adolece de estos tres elementos.

Por lo general el público es quien hace al escritor, pero hoy son las grandes editoriales, el marketing y los concursos, donde se premia a los “socios” quienes los fabrican y, para ellos, por lo general escogen a algunos que van sobrados en todo, menos de talento, vocación y conocimientos literarios y, hasta cierto punto de cultura general.

El Nóbel también, como Richard, “tocó la flauta y otros instrumentos”, cuando distinguió al presidente de Estados Unidos Barack Obama con tan alta distinción, el Premio Nóbel de la Paz.

No es que Obama no se merezca ese galardón, quizás ese y muchos más, pero todavía tiene que demostrarlo, porque de momento, por la paz no ha hecho nada, más allá de las buenas palabras y algunos gestos que luego quedan ocultos tras el manto de las guerras y los diversos frentes que los Estados Unidos tienen abiertos en el mundo: Irak, el conflicto palestino-israelí, Afganistán, Irán, Cuba, Guantánamo, Corea del Norte, toda Latinoamérica, las cárceles secretas de la CIA donde han torturado a cientos de seres humanos, la pena de muerte en los Estado Unidos, la emigración, la sanidad y un sin números de cosas. Claro está, sabemos que Obama, no es dios y poco o nada podrá hacer, pero hay otros que sí han hecho, pueden y harán más cosas verdaderamente dignas de un Nóbel.

Por otra parte, si observamos la lista de todos los premios Nóbel de la paz que hay en el mundo y contemplamos como está este, estamos seguros que nos entran escalofríos en el cuerpo. No sé si es para reírse o para echarse a llorar, en Estados Unidos de Norteamérica, la potencia militar y guerrerista más grande del planeta a caído nada más y nada menos que 22 veces el Premio Nóbel. A la luz de los hechos, ¿acaso tiene alguna credibilidad este premio? Pero todavía más kafkiano es que en el Estado sionista de Israel les fue otorgado a Isaac Rabin y al actual presidente Simón Pere. Si alguien conoce más o menos la historia de estos personajes ya nos dirá si son dignos de algo, no digo ya de un Nóbel de la Paz.

Hace unos días se fallaba también el Premio Nacional de Poesía, pues, ídem, como diría el Quijote, “con la iglesia hemos topado Sancho”. Por lo visto un jurado esmirriado mueve un biombo y lo primero que cae, valga o no, ese es el premio, lo que importa no es la obra sino quien asoma primero la cabeza y por lo general, da la coincidencia, la muy terrible coincidencia, que el primero que se asoma es el libro de algún amiguete; o coleguilla de corrillos a quien los profetas de la Belle letras, ya le había pronosticado que este sería su año.

No digo que el flamante Premio Nacional de Poesía 2009 no se merece ese y muchos premios más, no, no digo eso, creo que la que no se merece exhibir y encumbrar a libros como los premiados es la literatura, ya no sólo en lengua española, sino en cualquier lengua o dialecto de los que hoy se hablan en el mundo. Porque en LITERATURA, aunque casi todo se venda, no todo vale.

Ahora acaba de destaparse a favor de Ángeles Caso el millonario Premio Planeta, una cosa que se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo, en algo así como una especie de desvergüenza para la Literatura en Lengua Española. Ya sabemos que lo de Caso es un caso; uno más digamos, pero que nos pone los vellos de puntas.

Lo que nos preocupa no es que le den un premio a una novelucha insulsa e intemporal, anémica y fría o pretendidamente progresista y canónica a la vez. Lo que nos preocupa es ¿qué pasará dentro de unos años, cuando se haga la Recepción Estética de la Literatura en Lengua Española y todos estos bodrios premiados vayan al cesto de la basura? ¿Qué van a pensar los lectores de entonces sobre esta generación de “ilustres” galardonados por el lucro? Ya lo dije, lo de Caso, es sólo un caso, uno más de tantos que a diarios se comenten, porque como piensan que todo vale, cualquier pelele se considera un escritor y, por esa misma regla de tres, a cualquier diletante ignorante lo convierten en jurado. Ya sabemos que sobre este se ha vertido mucha tinta, pero como me comentó un día en una entrevista el señor Miguel Delibes, “tinta queda, lo que falta es talento”.









1 comentario:

chiqui dijo...

jijiji......... muy buenooooo!!!!!!